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¡Hola de nuevo Pasionistas! Hoy os hablamos de un tema que está muy de moda: la importancia de cuidarse bien el cutis facial. Aunque estés harta de oír lo mismo, créenos, la presencia de arrugas puede ser muy precoz si no cuidas tu piel. No esperes a sobrepasar la barrera de los 30 para empezar a cuidarte. Los expertos, la mayoría de las mujeres (y nosotras mismas) afirman que el deterioro de la piel se comienza a notar a partir de los 25 años.
Puede que estés saturada de todos los tips y consejos que has leído y escuchado sobre cómo cuidar tu piel… Que si el método coreano, el ritual chino, que si está técnica, la otra… Hoy en Ibiza Passion te contamos y resumimos los pasos imprescindibles para tener una piel 100% cuidada e hidratada. Haznos caso… Este post te interesa (y mucho).
Limpiarte la piel
El primer paso y el más importante. Estarás harta de escucharlo y nosotras no pararemos de repetírtelo… ¡Límpiate la piel! Da igual que no estés maquillada, antes de dormir siempre siempre debes limpiarte la piel. Y no con agua y jabón (que nos conocemos…)
Evita jabones y toallitas desmaquillantes. Las toallitas era el recurso más rápido que utilizábamos cuando éramos adolescentes y nos daba pereza todo el ritual de limpieza fácil. Pero eso se ha acabado. La limpieza que hacen las toallitas es superficial. Aparentemente retira el maquillaje, pero lo único que hace es arrastrarlo y no limpia a fondo los poros. Además, si tienes acné o algún granito, la toallita lo pasa y contagia a otras zonas de la epidermis.
Otro limpiador facial que cada vez es menos recomendado por los expertos (y que seguro que utilizas) es el agua micelar. Este producto tuvo muchísimo éxito por las múltiples supuestas funciones que ejercía en tu piel: limpiaba, tonificaba e hidrataba. Tres en uno. Para contadas situaciones en las que te encuentres en un apuro está bien, pero no debe formar parte de tu rutina diaria. Usa un producto especializado para cada función.
Entonces, ¿con qué me limpio la piel?
Si llevas los ojos pintados, lo primero que debes hacer es limpiarlos con un aceite bifásico específico para ojos. Haz una primera pasada con discos de algodón para arrastrar al máximo el maquillaje y una segunda para rematar y limpiar al cien por cien.
Después utiliza leche limpiadora para retirar el maquillaje de la cara. Este producto, además de contener propiedades limpiadoras, hidrata la piel y arrastra todas las impurezas acumuladas durante todo el día, no solo de maquillaje. Sigue el mismo procedimiento que usaste con los ojos: una primera pasada con discos de algodón y una segunda para asegurarte la limpieza perfecta.
Continuamos con un gel facial. Y cuando decimos gel facial nos referimos precisamente a eso: un gel especializado en la piel del rostro. No vale cualquier jabón que utilizas para lavarte las manos. Estos jabones son excesivamente agresivos y desequilibran la acidez natural de la piel. El gel facial se utiliza para retirar el sobrante de la leche limpiadora
Una vez esté la piel seca, procede a otro de los pasos más importantes: el tónico. Juega un papel fundamental porque completa la limpieza. Sin el remate del tónico, el ritual de limpieza se queda incompleto. Es imprescindible y te decimos por qué: ayuda a eliminar los últimos restos de suciedad que ha podido quedar durante el proceso de desmaquillado, prepara la piel para recibir la hidratación y que el producto posterior penetre mucho mejor; y equilibra el pH de la piel. Aplícatelo con discos de algodón (nunca con papel) de forma suave y en movimientos circulares, sin arrastrar ni presionar.
La hidratación, el tip estrella
Seguramente ya lo haces, pero que lo estés haciendo de forma correcta es otra cuestión. ¿Utilizas la misma crema para hidratar todo el rostro? Pues sentimos decirte que lo estás haciendo mal.
El contorno de ojos es una de las zonas del rostro donde antes aparecen las arruguitas y las famosas patas de gallo que tanto nos atormentan. El envejecimiento prematuro de esta zona es muy común y se debe al no uso de un hidratante específico para esta zona. ¿La razón? La piel de esta zona es muy peculiar y exige un cuidado específico y diferente al del resto de la cara. Se trata de una piel muy fina y carece prácticamente de glándulas sebáceas y tiene menos colágeno y elastina. Traducción: es la piel que antes refleja el envejecimiento cutáneo. La hidratación del contorno de ojos es muy sencillo, tan solo compra una crema hidratante especializada en esta piel.
En cuanto a la crema hidratante para el resto del rostro, debes prestar atención a sus ingredientes. Aunque te parezca chino, fíjate en la etiqueta de “ingredientes” y comprueba la presencia de: glicosaminoglicanos hidrolizados, unas proteínas hidratantes que refuerzan las defensas naturales de la piel y previenen los signos de envejecimiento; vitamina E y C, con poderes antioxidantes y anti-radicales libres; y extractos de madera blanca africana y magnolia, que ayudan a combatir las imperfecciones y reducen la profundidad de las arrugas. Para las que tengan pieles grasas o granitos, los extractos de cola de caballo combaten los granos y regulan la producción de sebo.
¡Por favor! No caigas en el mito de “la crema da granos! Si tienes la piel grasa o tienes acné, utiliza una crema para pieles grasas. La grasa no es consecuencia de la hidratación. Es más, muchas veces los granos aparecen por falta de hidratación.
El sérum, el gran olvidado
Tenemos tan interiorizado el ritual de “limpiador, tónico, hidratación” que nos hemos olvidado de un paso fundamental: el sérum. Este producto ha de aplicarse por la mañana y por la noche después de la limpieza (o antes de cualquier tratamiento). Su función es la de potenciar los beneficios del producto posterior.
¿Cuándo usarlo? Lo mejor es aplicarlo después de la limpieza y antes de la hidratación. El gran concentrado del sérum hace posible que con unas pequeñas gotas, el producto penetre bien en la piel. Los sérums tienen una textura muy ligera que se absorbe de forma rápida, por lo que no deja la cara grasa ni pegajosa.
Aplica el producto sobre la piel limpia con pequeños toquecitos con las yemas de los dedos. No lo arrastres ni lo extiendas, espera a que sea absorbido y, ¡voilá! Estás lista para la hidratación.